Cristina Guzmán Traver, Aldaia (Valencia). Posee una sólida formación artística. Desde 1970 a 1975 estudia dibujo y pintura en la Escuela de Artes y Oficios de su localidad, en 1988 y 1989 realiza el curso de Delineante Industrial del Ministerio de Trabajo, y prosigue con diferentes técnicas relacionadas con la escultura asistiendo cada año hasta la actualidad a monográficos, cursos y seminarios para complementar su formación.
Cocciones reductoras, oxidantes, hornos de trinchera, rakú, ahumados. Trabajar con diferentes pastas; gres, terracota, porcelana, loza. Jugar con esmaltes, engobes, óxidos…todos estos materiales han sido la base para producir sus últimas obras.
Sus obras han visitado diversas ciudades como Jaén, Pontevedra, Barcelona, Zaragoza, Girona, Valencia, Cádiz, Huesca, Castelló…y han viajado a diferentes países, Estados Unidos, Suiza, Italia, Bruselas…
Además de ser miembro de la Asociación de Artes Plásticas de Benicàssim “Beni-Art” pertenece al colectivo “Mans de Dona” de València.
El crítico de arte Antonio Mateo, en un trabajo realizado para la Universidad de Vàlencia, elige a esta artista y dice de ella:
“El proceso creativo de esta escultora comienza desde el mismo momento en que decide los materiales con los que trabaja. Cristina Guzmán crea los materiales con los que se expresa. Ella es conocedora de que no se transmiten las mismas sensaciones con la superficie lisa de una porcelana que con las rugosidades de un refractario. Además de escoger la arcilla, soporte con el que establece el diálogo creativo, tiene en cuenta el comportamiento de esta materia durante su utilización y las condiciones con las que ha de llegar al proceso final.
Ella es un artista que a la vez de crear, intenta calcular las fórmulas de sus tierras y esmaltes como medio de expresión y quizá sea por eso por lo que no cesa de experimentar con nuevas técnicas y materiales, de la misma forma que continua buscando en su interior sentimientos, gritos que quiere expresar en sus obras. Ese conocimiento técnico, es indispensable para la búsqueda de su lenguaje personal, lenguaje que además de descansar en la técnica, ya que sin su conocimiento no habría posibilidad de crear o expresarlo correcta y plenamente, tiene algo más. Aunque la técnica se aprende, no basta para hacer creaciones o por lo menos obras que además de poseer el concepto subjetivo de belleza nos transmitan una idea, un contenido, en última instancia un objetivo, Guzmán lo logra.
En sus obras podemos encontrar la perfección de la línea pura, las formas geométricas, siempre en contacto con la tierra de la cual nacen, son formas que nos recuerdan al estado puro del hombre, a su etapa prehistórica donde el contacto con la naturaleza era una lucha y a la vez un respeto mutuo…”